El coaching sistémico posibilita llevar las enseñanzas y los beneficios del coaching tradicional a un siguiente nivel. Pero para tener claro…
El liderazgo sistémico ha llegado para quedarse en un contexto en el que dejamos atrás al líder autoritario y egocéntrico.
De acuerdo con el informe “¿Por qué se van?”, del observatorio español Future For Work Institute, entendemos el motivo que subyace a la estampida que han registrado las empresas españolas, en las que el número de personas que ha dejado el trabajo voluntariamente se ha multiplicado por cinco.
En la mayoría de los casos, las salidas voluntarias se han debido a la calidad del liderazgo, al desarrollo profesional y, en menor medida, al salario. Nos preguntamos, entonces, ¿por qué se torna necesario que emerja la figura del líder sistémico?
Liderazgo sistémico y su necesidad en el cambio de paradigma
El coaching sistémico surge de la urgencia de un cambio de perspectiva en el liderazgo, cuyo camino apunta hacia el éxito profesional. Si sacamos la lupa y observamos con detenimiento, podemos constatar la impotencia que experimentamos al ver que aquellos que desearíamos que fuesen nuestros referentes, nos decepcionan a la hora de liderarnos.
En este sentido, el futuro apunta hacia la colectividad. Por tanto, una asignatura que debe revisar el coaching profesional es la concepción de la realidad como un sistema. Estos sistemas se hallan en un constante fluir y cambio, se crean por la interconexión entre las partes y son colaborativos, resilientes y colectivos.
De este modo, las fuerzas sistémicas y de aprendizaje colaborativo son el alma del liderazgo sistémico. ¿Cuáles son sus elementos clave?
- El individuo, cuya base comprende un liderazgo colaborativo que posibilite el aprendizaje, la forja de la confianza y acciones encaminadas hacia el poder entre competidores con un propósito común.
- La comunidad, que se sustenta sobre la coalición y defensa para desarrollar una línea de acción entre competidores en el sistema, tanto dentro como fuera de las organizaciones.
- Una comprensión de los sistemas complejos que integran el desafío que se desea abordar.
Este tránsito pasa por que el líder con vocación de serlo cultive la consciencia y la atención. Es decir, que mantenga una mirada holística o sistémica. Estos líderes, cuando se detienen ante un problema, no lo ven como tal, sino como un síntoma que apunta hacia soluciones de algo que no está funcionando bien.
Los líderes del futuro
Si miramos hacia atrás, la palabra crisis, que en japonés es la unión de los caracteres peligro y oportunidad, supone la transformación inherente a la realidad cambiante y en constante evolución. Desde esta óptica, es natural que algunas formas de funcionar que anteriormente eran útiles y válidas en ciertas circunstancias, hoy no lo sean. Los líderes capaces de mirar en esa dirección advertirán oportunidades de cambio y avance en lugar de amenaza y ruptura.
En definitiva, aquellos que quieran ser ejemplo de liderazgo sistémico, deben beber de aquellos que son o fueron líderes positivos y cultivar un músculo que todos tenemos y que se llama influencia.
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