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La luz de gas en el trabajo es una de las fórmulas de abuso laboral más sibilinas y destructivas. Cuando lo sufrimos, llegamos a dudar de si está ocurriendo o todo es fruto de nuestras inseguridades y carencias. Para entender mejor en qué consiste, recomendamos ver las películas Luz de gas y Luz que agoniza.

¿Qué es la luz de gas?

Conocido también como gaslighting, es un modo de manipulación psicológica difícil de advertir. Se puede dar en todo tipo de relaciones tóxicas, tanto de pareja como familiares y de amigos. También, desde luego, en el trabajo.

Se concreta en un abuso psicológico basado en alterar la percepción de la realidad de la víctima. De manera consciente, el abusador la manipula hasta el punto de hacerla dudar de su cordura.

Un ejemplo claro es cuando alguien nos niega un hecho que vivimos juntos sin testigos. Y lo hace con tanto énfasis que llega a hacernos dudar de nuestro recuerdo. Cuando esto lo hace un jefe o un compañero en la empresa de manera continuada y reincidente, la indefensión puede llegar a ser máxima.

Cómo detectarla en el trabajo

Quien hace luz de gas se desenvuelve de manera sutil y maquiavélica, por lo que resulta difícil detectarlo. Su actuación se concreta en numerosas mentiras: directamente a ti y sobre las cosas que habéis compartido.

La negación se convierte en su estrategia y, a menudo, salpica la relación con mensajes positivos para disimular. En público, sobre todo, disimula para quedar libre de toda sospecha. Se apoya en la manipulación y nos contagia sus inseguridades.

Por lo general, es la sucesión de circunstancias extrañas la que debe ponernos en alerta. Entre ellas, las siguientes:

  • Negación de hechos ciertos cuando no hay testigos de ellos.
  • Extravío o rotura de objetos de modo continuado e inexplicable.
  • Informaciones falseadas y manipulaciones que llegan a la gente de nuestro entorno.
  • Enmascaración de las humillaciones bajo algún tipo de humor.
  • Proyección de las carencias ajenas hacia nosotros.
  • Atribución de errores y conductas inadecuadas que no nos corresponden.
  • Abundancia de frases y mensajes que nos van calando, pues nos descalifican como profesionales o como personas.

¿Qué consecuencias tiene?

El desconcierto y la pérdida de seguridad son las primeras manifestaciones que experimentaremos. Progresivamente, la incapacidad para salir de esa situación y controlar nuestro universo generará consecuencias calamitosas: malestar físico, irritabilidad, ansiedad, autopercepción negativa, ultrasensibilidad, tristeza crónica y exceso de justificaciones en el ambiente laboral.

Cuando se produce en el trabajo de forma recurrente, no tardaremos en cometer errores ciertos, al margen de los que el abusador nos achaca. Perderemos la concentración y la seguridad, nos culparemos de todo y terminaremos sintiéndonos inferiores a los demás. Inevitablemente, antes o después caeremos en el absentismo laboral, el miedo y, posiblemente, la depresión si no cambiamos de empleo.

La conclusión es clara: sufrir luz de gas en el trabajo llega a ser devastador. Tenemos que estar alertas y acudir a profesionales especializados si pensamos que nos puede estar pasando. Un coach personal nos puede ayudar a confirmar si estamos sufriendo el problema y a recuperarnos cuanto antes. Ponte en contacto conmigo y cuéntame tu preocupación, ¡la primera sesión es gratuita y sin ningún compromiso! 

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