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El coaching sistémico posibilita llevar las enseñanzas y los beneficios del coaching tradicional a un siguiente nivel. Pero para tener claro de qué manera puede contribuir este tipo de coaching a mejorar los rendimientos laboral y general, es preciso conocer tanto sus ventajas particulares como en qué se diferencia del resto de coachings.
A continuación, profundizamos en sus claves y las contrastamos con las del acompañamiento convencional.

¿Por qué el coaching sistémico ha revolucionado el mundo del acompañamiento?

En primer lugar, quiero señalar que esta clase de coaching proporciona una mirada general que permite elevarse por encima de la perspectiva individual. Evidentemente, desde el plano individual se van a llevar a cabo la mayoría de acciones a las que induce este acompañamiento. Pero las conocidas «gafas sistémicas», el instrumento figurado mediante el que este coaching permite interpretar las organizaciones y la realidad, aportan una visión de conjunto superior.

Por consiguiente, se logra trascender la interpretación individualista y cortoplacista. Se trata de ser capaz de ver más allá, entendiendo las organizaciones como una estructura. Una estructura está compuesta por diversas partes que se encuentran interconectadas. Por lo tanto, cuando una de estas partes experimenta una modificación, es todo el conjunto el que absorbe este cambio.

En resumidas cuentas, este coaching aplica la teoría de sistemas a la resolución de los problemas organizacionales y laborales.

¿Cuáles son las diferencias frente a otros tipos de coaching?

Resulta fundamental, en este sentido, comparar el coaching que estamos analizando con el tradicional. Si bien la metodología esencial del sistémico proviene del convencional, el primero es susceptible de ponerse en práctica en grupo.

Como este coaching se basa en una perspectiva y una intervención globales, se adapta perfectamente a las dinámicas de grupo. Puede ser aplicado, por ejemplo, en directivas de empresas, por lo que también se le denomina comúnmente coaching empresarial. De hecho, sirve para mejorar las relaciones entre las distintas partes de estas estructuras de poder para favorecer un entendimiento que contribuya a un rendimiento óptimo del núcleo directivo.

Por consiguiente, los jefes de los departamentos, los proyectos o las empresas pueden beneficiarse de las aptitudes para el liderazgo que les proporciona este acompañamiento. En todo caso, se tratará de un estilo de liderazgo que aunará la exigencia propia de la función directiva y la empatía a la hora de comprender las necesidades de las diferentes áreas de la organización.

Mi objetivo como coach sistémico, es ofrecer un acompañamiento útil para resolver los problemas más habituales que se dan en el seno de las organizaciones. El coaching sistémico supone un valor añadido para particulares y empresas. Trasciende la acción individual para volcarse en una serie de cambios indirectos y, a medio plazo, más consistentes.

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