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En el seno de los equipos y las organizaciones, el coaching sistémico es capaz de identificar dinámicas inconscientes que limitan el potencial humano.
Este artículo refleja cómo intervenir y detectar patrones invisibles para producir cambios sostenibles, mejorar las relaciones humanas internas de una organización y potenciar la eficacia del equipo.
Coaching sistémico, ¿qué son los patrones invisibles en los sistemas humanos y cómo se manifiestan?
Se conocen como patrones invisibles aquellos comportamientos, dinámicas y creencias que influyen en las personas y los sistemas humanos. Es decir, en las familias, los equipos, las organizaciones…
Se nominan con el calificativo de invisibles porque no se suelen reconocer. Sin embargo, siempre condicionan las decisiones, las relaciones y los resultados humanos.
Algunos ejemplos ilustrativos pueden ser:
- Creencias heredadas de la familia. Como por ejemplo, temas tabús o comportamientos de ciertas personas.
- Roles repetitivos y reiterados en los equipos. El trabajo sucio o menos agradable siempre recae sobre los recién llegados.
- Reacciones aprendidas y automáticas frente a las situaciones estresantes. Como podría ser hablar mal a los compañeros de departamento.
Para identificarlos, es preciso adentrarse en el tejido conectivo de cada grupo. Una manera útil de hacerlo es analizar las interacciones, las relaciones y las dinámicas humanas que se suelen manifestar grupalmente.
Estrategias de intervención sistémica para transformar esos patrones con eficiencia
No es suficiente detectar los patrones invisibles que limitan la eficiencia de un grupo, hay que transformarlos en dinámicas constructivas que sumen y mejoren.
El proceso que generalmente suelo aplicar se estructura en distintas fases:
- Mapa del sistema. Identifica los roles, las creencias y las relaciones más recurrentes.
- Preguntas sistémicas. Se plantean para promover una reflexión profunda sobre las causas y las consecuencias de los diferentes comportamientos.
- Nuevas experiencias conductuales. Es el momento de fomentar una comunicación más abierta, basada en la colaboración y la corresponsabilidad. Para ello, planteo diferentes experimentos de conducta grupal.
- Feedback constante. Es fundamental para que cada miembro reconozca su influencia en el sistema.
- Metáforas y dinámicas grupales. Son determinantes para sacar a la luz los patrones más ocultos y facilitar los cambios.
- Refuerzo de nuevos hábitos. A través de la adopción de acuerdos colectivos, se asegura que las transformaciones se mantienen y mejoran la cohesión y la eficiencia grupales.
Por lo tanto, para promover la mejora personal y colectiva en los sistemas humanos, contrarrestar los patrones invisibles es determinante. Contáctame ahora: soy Carlos Roger, coach sistémico formado en constelaciones estructurales, vocacionales y organizacionales y familiares, además de MBSR Mindfulness.