Afrontar la vuelta a la rutina tras las vacaciones produce emociones encontradas. Algunas personas renuevan…

Dado que los conflictos personales o profesionales suelen tener raíces en dinámicas de grupo o patrones relacionales, podemos convertirlos en oportunidades de crecimiento.
Soy Carles Roger y durante mi larga trayectoria en el coaching sistémico, he ayudado a identificar causas, abordar tensiones y convertir los conflictos en aprendizaje y desarrollo. Es decir, en nuevas alternativas de mejora.
¿Es sistémico el origen de los conflictos?
La respuesta es sí, rotundamente; porque los desencuentros no nacen en individuos aislados, sino que proceden de las interacciones, los roles, las normas y las expectativas que dan forma a un sistema. Da igual si se trata de una familia, un equipo de trabajo o una organización completa.
Para superar conflictos, hay que tener muy presente que siempre surgen cuando alguna pieza del sistema pierde el equilibrio. Me refiero, por ejemplo a:
- Expectativas que no se han explicitado.
- Roles sin definir por completo.
- Responsabilidades que no están compensadas.
- Dinámicas de comunicación que potencian las tensiones.
Una de las grandes aplicaciones del coaching sistémico es observar cómo se relacionan las personas y en torno a qué funciones. No es lo mismo el mediador que el silencioso, el líder o el crítico. En estos procesos, suele haber patrones y necesidades no atendidas que alimentan la fricción. El conflicto, entendido de este modo, es un síntoma antes que un fallo. Nos ayuda a ubicar dónde hace falta hacer ajustes dentro del sistema.
¿Cómo podemos convertirlo en una oportunidad de crecimiento? La clave radica en abrir espacios seguros que permitan:
- Expresar esas necesidades.
- Renegociar los roles.
- Aclarar expectativas.
- Revisar las normas implícitas.
Abordar así el conflicto es el camino para mejorar la cohesión, redefinir límites sanos, fomentar la corresponsabilidad y reforzar la comunicación. No consiste en eliminar el conflicto, sino en apoyarse en él —como en una palanca— para evolucionar y crear un sistema más equilibrado, consciente y resiliente.
Estrategias de coaching sistémico para transformar conflictos en oportunidades de crecimiento
Para hacer visibles los patrones relacionales y convertir los conflictos en oportunidades de mejora, el coaching sistémico utiliza sobre todo estas técnicas:
- Mapeo del sistema.
- Indagación apreciativa.
- Redefinición de las relaciones desde la corresponsabilidad.
- Comunicación consciente, sin culpas y con escucha desde la perspectiva del sistema.
A través de ellas, el conflicto deviene en un aprendizaje compartido. El objetivo último es claro: diseñar soluciones capaces de fortalecer el sistema al completo. Es decir, otorgar equilibrio, cohesión y resiliencia y, por ende, una gran oportunidad de crecimiento. ¿Hablamos?