Aceptarnos como somos es mucho más difícil de lo que parece. Uno mismo es la…
Las relaciones sanas de pareja son un asunto capital para la satisfacción y el bienestar humanos. La proximidad de San Valentín, el Día de los Enamorados, coloca en lo más alto de la actualidad esta realidad.
Saber construir y vivir un amor sano no es un regalo divino. En realidad, tiene mucho criterio, fundamentos, determinación y voluntad. En cualquier caso, suele ser oportuno contar con referentes y pautas externas que ayuden a verlo todo más asequible y viable. El coaching sistémico es uno de ellos.
Amor sano, un ingrediente de la felicidad
Nos sentimos felices y emocionalmente bien en la medida en que amamos y somos amados. Las relaciones amorosas saludables nos animan a valorarnos, a respetarnos más. La consecuencia directa es un aumento de la seguridad y la autoconfianza.
En esta situación, todo parece cobrar sentido. Cada pieza encaja, nos sentimos más fuertes para afrontar las dificultades de la vida. Nuestras habilidades de comunicación se vuelven también más efectivas conforme descubrimos y hacemos propio el amor saludable. La consecuencia es que obtenemos una mayor habilidad para resolver conflictos de manera constructiva y fortalecer nuestros vínculos emocionales. Asimismo, nos impulsa a crecer como individuos, porque nos refuerza en nuestro desarrollo personal y nos anima a alcanzar metas y sueños.
¿Cuáles son las verdaderas claves de este amor tan sano?
Ni existe un manual teórico infalible del buen amor, ni hay que improvisar y resignarse a los azares del destino. ¿Cuáles son los pilares que, bien trabajados, nos ayudan a construir una conexión sólida y duradera?
- Comunicación abierta y sincera. Cuando aprendemos a expresar nuestros sentimientos y necesidades con claridad y respeto, alimentamos un clima de confianza y comprensión muy positivo.
- Respeto mutuo. Sin él, todo está perdido. Los primeros síntomas de relación enferma son las faltas de respeto. Para respetar, ayuda mucho aprender a valorar los pensamientos, las opiniones y las decisiones de la pareja, tanto si estamos de acuerdo como si no lo estamos.
- Empatía. Ponerse en el lugar del otro y entender sus emociones mejora la comprensión y la capacidad de apoyar a la persona amada.
- Compromiso mutuo. Formar un equipo sin fisuras ante los desafíos de la existencia asegura la fortaleza y el respaldo que las relaciones saludables requieren. De este modo, la relación se consolida y sus integrantes se hacen más fuertes. Compartir un proyecto de vida y apoyarse siempre en él es la esencia de los amores sanos.
Coaching sistémico y relaciones sanas de pareja
Aunque aprender a amar es un proceso maravilloso, el camino está minado de dificultades que no siempre somos capaces de superar sin apoyo. Las aportaciones del coaching sistémico son una gran ayuda al amar. Verdaderamente, permiten abordar de manera integral, profunda, las dinámicas y los patrones de comportamiento que condicionan nuestras relaciones.
Con el apoyo de un profesional del coaching sistémico se identifican y trabajan los bloqueos emocionales, las creencias limitantes y los roles disfuncionales que alteran la salud de una relación.
¿Lo resumimos? Gracias a sesiones con un coach sistémico, las parejas pueden:
- Mejoran su comunicación.
- Ganan empatía.
- Refuerzan sus vínculos de pareja.
- Construyen relaciones más equilibradas y satisfactorias.
- Potencia la toma de conciencia de su realidad.
- Crecen personalmente, tanto individual como conjuntamente.
- Transforman y potencian el amor en sus vidas.
Cultivar una pareja equilibrada requiere claves y acciones concretas, no solo buenas intenciones. La figura de un coach sistémico supone un impulso para las relaciones sanas de pareja. Ponte en contacto conmigo si estás interesada/o en mejorar tu relación amorosa o sentimental.